La historia de las fotografías que propongo esta semana es, una vez más, la historia de mi barrio.
En las fotografías he intentado plasmar, por un lado, todas aquellas situaciones que me han parecido curiosas como las escaleras que no conducen a ningún lado (realmente son escaleras que bajaban a lo que hace años fue apenas 8m2 de jardín, hoy en día hormigonado, y que han perdido toda su razón de ser); por otro lado he intentado reflejar el continuo contraste que se produce en mi barrio entre edificios nuevos y conocidos y otras viviendas y construcciones como puede ser una chabola (el hogar del hombre que fotografié anteriormente buscando en un contenedor de basura), así como el contraste entre la naturaleza artificial de un parque y la ciudad con sus autopistas, las cocheras del metro, las vías del tren, etc así como el impacto de la ciudad en las personas (refiriéndome a la subestación eléctrica o la gasolinera a escasos metros de las viviendas).
También he querido mostrar el trato de las personas hacia la ciudad en algunos rincones, callejones, etc, donde a menudo aparecen pintadas en la pared…
Y por supuesto el continuo cambio de la ciudad y los edificios que a su vez afectan al propio carácter de la ciudad y de sus habitantes, como en un vertido ilegal de escombros en una servidumbre de paso tras las obras de adecuación a la ITE, y que no tiene prevista su retirada. En este caso se trata de mi propio edificio.
Además de aquellos lugares de los que se puede cuestionar su habitabilidad y salubridad: locales comerciales en desuso apenas reformados y adaptados como viviendas en semisótanos.
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